Acostumbra a tus peques a comer cremas desde muy pequeños. En ellas podrás incluir alimentos que no suelen comer nunca con la excusa de que comen "crema con quesitos en porciones". También puedes utilizar emmental rallado, mozzarela, gouda, cheddar... Hoy en día, por suerte, también existen quesos sin lactosa con un sabor bastante agradable. Sino, puedes sustituir el queso por bechamel con leche de soja. Recuerda también que la bechamel la puedes hacer sin gluten. Otra opción podría ser nata, o un poco de leche a la que disuelves en frío maizena, sin llegar a hacer una bechamel. O con un poco de puré de patatas. ¡Hay muchas formas de espesarlas para adaptarse a todas als necesidades! Además, puedes decorarlas con picatostes (preferiblemente caseros) o tiras de beicon pasadas por la sartén sin aceite, ni ningún tipo de grasa, para que se haga con la suya propia, hasta que queden doraditas.
¿Cambian de color? Diles que has usado colorantes para hacerlas más divertidas (intenta que sea cierto lo de tener colorantes): Crema de calabacín y berenjena, crema de calabaza, crema de calabacín y setas, crema de brócoli y coliflor, crema de champiñones. Todas con queso, nata o bechamel para suavizar el sabor de las verduras, e intenta no mezclar muchas verduras, hazlo poco a poco, si mezclas muchas verduras puedes conseguir un sabor que haga que consigas todo lo contrario a lo que pretendes.
Si consigues acostumbrar a tu peque a comer cremas, tal vez te emociones y quieras darle de golpe todas las verduras que no has conseguido darle en su vida. No cometas ese error. Las cremas pueden ser una buena opción para mejorar su alimentación, incluso mejor que los purés al suavizar su sabor, pero al igual que los purés, si mezclas muchas, puedes acabar con un sabor bastante desagradable.
Otra forma de mejorar el sabor de las cremas es añadir especias, como orégano, tomillo, pimentón, pimienta, nuez moscada...
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